ME DIRIJO A VOSOTROS
Cuántas veces yo os he asegurado Mi amor a vosotros, los humanos, que nunca terminará … Y muchas veces os he dado prueba de Mi amor hablándoos como un Padre habla a Sus hijos. Y una y otra vez os seguiré hablando, porque Mi amor nunca termina y porque Mi amor quiero daros lo que a vosotros, los humanos, aún os falta en la Tierra: luz y fuerza … Porque Me compadezco de vuestra debilidad y falta de luz, de la que vosotros mismos sois responsables. Y por eso vengo a vosotros una y otra vez para ayudaros a salir de este estado de falta de luz y fuerza.
Y primero Me dirijo a Mis hijos, aquellos que abren su corazón y sus oídos y Me escuchan cuando les hablo, aquellos cuyas almas tienen hambre y sed de alimento y de bebida … A ellos les concedo dones inconmensurablemente preciosos, los sacio y les doy tan abundantemente que ahora pueden distribuir el pan del cielo también a sus semejantes, a los cuales Yo Mismo aún no puedo acceder, que aún tienen cerrada para Mí la puerta de sus corazones … a los cuales, por tanto, Yo Mismo aún no puedo dirigir Mi Palabra.
Como Mi amor nunca cesa, el cuidado de Mis criaturas tampoco terminará. Ningún ser humano en la Tierra ni ninguna alma en el reino del más allá estará exento de este cuidado Mío, pues si Yo abandonara a un solo ser, también dejaría de existir, pues es Mi poder de amor el que todo lo sustenta. Por lo tanto, lo que amor tampoco lo dejaré perecer … pero Mi amor prohíbe toda coerción … Esta es una ley irrevocable; de lo contrario, ningún ser se encontraría en un estado miserable. Y por lo tanto, Mi amor solo será eficaz donde no encuentre resistencia, mientras que permanece ineficaz ante toda resistencia …
Sólo cuando vosotros, los humanos, conozcáis este principio del orden divino, comprenderéis por qué sois tan incapaces de detectar el efecto del poder del amor y por qué el caos destaca tan fuertemente tanto terrenal como espiritualmente … La humanidad Me opone resistencia, y no puedo tocarla con Mi poder de amor en contra de su voluntad … Sin embargo, no he quitado Mis ojos de ella; Yo la miro lleno de compasión para que siempre brillen chispas de luz de Mi amor dondequiera que detecto un debilitamiento de la resistencia.
Pero no obligo a los humanos a aceptar el poder del amor; no los impongo Mi amor, aunque esté destinado a todas estas almas desafortunadas. Donde sea posible influir en ellas, allí también dirigiré Mis inconmensurables corrientes de gracia: dirigiré Mi Palabra a la Tierra siempre y continuamente, pues en todas partes late hacia Mí el corazón de niños amorosos, a quienes puedo llenar con la corriente de Mi poder de amor y que están dispuestos a transmitirlo, dondequiera que un corazón se abra … Y estoy presente para todos los que Me recuerdan, que dirigen su voluntad, su amor y su deseo hacia Mí, a quienes puedo contar entre los que son Míos porque ya no encuentro resistencia en ellos, porque puedo hablarles y atraerlos cada vez más cerca de Mí, y puedo hacerlos felices, cuanto más se entreguen a Mí …
Y en éstos Mi amor puede volverse efectivo. Puedo darles señales tan visibles de Mi amor que rebosan de gratitud y dicha … Pero debo contenerme donde aún encuentro resistencia, para no forzar a Mis criaturas, creadas en libertad y perfección, a quienes Mi ilimitado poder de amor trajo a la existencia. El amor no tolera ninguna coerción … y donde se le resiste, también están todas las señales de la obra de aquel, que está sin amor …
Así como el amor da fuerza y luz, libertad y dicha, así también la impotencia, la oscuridad, la atadura y la infelicidad serán los efectos de la falta de amor, las señales de que Mi adversario reina allí, que aún impulsa a las criaturas a resistirme … Pero la voluntad de Mi criatura determina esto por sí misma, y Yo sólo puedo ayudarla cuando cede en su propia resistencia … Sin embargo, Mi amor nunca cesa; corteja y seduce, da y deleita, busca traer salvación y redimir de la noche de la muerte … Y Mi amor también un día obtendrá la victoria, y todas Mis criaturas serán felices en luz, fuerza y libertad … Todas mis criaturas un día reconocerán en Mí a su Padre, a Quien se entregarán para siempre, de Quien nunca querrán separarse …
Amén